A Lú, Barcelona 2004.
Como un remolino azabache, rizado
y turbulento llega ella,
ojos morenos e incisivos.
Como si la tristeza se reuniera
para celebrar su último día.
Como si el día y la noche convivieran
en la misma hora final.
Ella pasa sonora y cautivante.
Transita deslumbrada por las realidades
que aborta este mundo.
Ella sufre este cinismo al lado del horno
mientras ya se huele el pan a medio hacer.
Colección de palabras que aunque articuladas,
no demuestran sentido alguno en este contexto.
Quizás la conjetura desentierre este féretro.
Quizás el tiempo otorgue, generoso, la pieza
que resuelva este acertijo.
Quizás ella se dé cuenta que su reflejo le pertenece.
Quizás pueda apropiarse de esa belleza que transpira.
Quizás pueda sintetizar un prado florido en ese
paisaje gris y desértico que llama mundo.
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