martes, 13 de julio de 2010

Agosto

París, agosto 2004.

Duele la sangre.
El blanco de tus ojos mirando todos los ojos.
El grito de tu boca que se transforma en canto.
Otros gritos.
Duele la sangre.
El tacto de tu piel en todas las pieles.
El olor de tu cuerpo que se convierte en perfume.
Otros perfumes.
Duele, ¡Ay! Duele la sangre.
El color de tu sangre, roja sangre, que corre por tus venas.
Todas las venas.
Todo el dolor.
Toda la sangre.

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